sombrero en la otra, entro el barbero, y
haciendo una profunda reverencia pregunto:--?En que puedo servir a Vd.,
senor?
--Afeiteme Vd.,--grito el forastero con voz de trueno.--Pero le advierto
que tengo la piel muy delicada. Si no me corta le dare cinco pesetas,
pero si me corta le matare sin piedad. Ya he matado mas de un barbero
por esa causa; icon que tenga cuidado!--anadio por via de explicacion.
El pobre barbero que se habia espantado al oir la aterradora voz de su
cliente, ahora temblaba como la hoja de un arbol agitada por el viento
otonal.
El terrible hombre habia sacado del bolsillo de su levita un grande y
afilado cuchillo y lo habia puesto sobre la mesa. Era muy claro que la
cosa no era para bromas.
--Perdone Vd., senor,--dijo el barbero con voz tremula,--yo soy viejo y
me tiembla la mano un poco, pero voy a enviar a Vd. a mi ayudante, que
es joven. Puede Vd. fiarse de su habilidad.
Diciendo esto, salio casi corriendo de la fonda. Cuando estuvo fuera,
dando gracias a Dios de haber escapado, decia para si:--Ese hombre es
malo como un demonio; no quiero tener negocios con el. Tengo una esposa
y ocho ninos y debo pensar en ellos. Es mejor que venga mi ayudante.
A los diez minutos se presento el ayudante en la fonda.--Mi maestro
me ordeno que viniera aqui para...--Si, su maestro dice que es Vd. un
hombre habil y espero que tenga razon,--le interrumpio el forastero con
voz ronca.--Le advierto que tengo la piel muy delicada. Si me afeita sin
cortarme le dare cinco pesetas, pero si me corta, le matare con este
cuchillo tan cierto como mi barba es negra.
Al oir esto el ayudante palidecio un poco, pero recobrando el animo
replico:--Ciertamente, senor, soy muy habil y tengo una mano muy segura.
Tendria mucho gusto en afeitarlo, pero Vd. tiene una barba muy espesa y
necesito una navaja muy afilada. Desgraciadamente no tengo ninguna en mi
estuche ahora, pero afortunadamente el aprendiz afilo sus navajas esta
misma manana. Le voy hacer venir al instante.
[Illustration]
Con esto escapo precipitadamente diciendo para si:--iCaspita! iEse
barbon se parece al mismisimo diablo! Lo que es a mi, no me mata. Que
vaya el aprendiz, que es joven. Aqui tiene una buena ocasion de aprender
algo. Por fin vino el aprendiz. Era un muchacho de unos diez y seis
anos, con ojos vivos y cara inteligente.
--iOla!--grito el forastero, soltando una carcajada que hizo retemblar
las paredes.
--?Te atreves tu a afeitarme? Pu
|