uisiera entrar en el cielo, donde, segun he
oido decir, todos los hombres son iguales.
--Sientese Vd. en ese banco, y espere a que venga mas gente. No vale la
pena el abrir esta pesada puerta por un solo individuo.
El portero cerro el ventanillo, y el tio Paciencia se sento en el
banco. No estuvo alli mucho tiempo cuando oyo un escandaloso aldabazo.
Dirigiendo los ojos en la direccion del ruido Paciencia reconocio a su
vecino, el marques. Al mismo tiempo se oyo desde adentro el portero que
grito con voz de trueno:--iHola! iHola! ?Quien es este barbaro que esta
derribando la puerta?
--El excelentisimo senor marques de la Pelusilla, grande de Espana de
primera clase, caballero de las ordenes de Alcantara, de Calatrava,
de Montesa y de la Toison, miembro de la cofradia del cordon de San
Francisco, senador del reino, etc., etc.
Al oir esto el portero abrio de par en par la puerta, quebrandose el
espinazo a fuerza de reverencias y exclamando:--Ilustrisima vuecelencia,
tenga Vd. la bondad de perdonarme si le he hecho esperar un poco, que
yo ignoraba que era Vd. Ya hemos recibido noticia de la llegada de su
excelencia. Pase, vuecelencia, senor marques, y vera que todo se ha
preparado para el recibimiento del caballero mas ilustre, piadoso,
distinguido y rico de Espana.
En el centro del cielo se veia la orquesta celeste de angeles bajo la
direccion del arcangel Gabriel. Detras de ellos estaba colocado un coro
de virgenes todas vestidas de blanco y con coronas de flores. Al lado
izquierdo se hallaba un organo teniendo canones de oro, delante del cual
estaba sentada la Santa Cecilia. Al lado derecho estaba el rey David
con una arpa de oro. En una plataforma estaban los celebres musicos que
habian destrozado las murallas de Jerico, hace ya muchos Siglos.
[Illustration]
Al primer paso que dio el marques entonaron estos una fanfarria que
demostraba claramente que no habia desmejorado su arte. Casi al mismo
instante, luego que el marques hubo atravesado el umbral, fue cerrada
la puerta, y el pobre tio Paciencia no pudo ver nada mas. Pero oia
harmonias tales como jamas habia oido en la tierra.
El tio Paciencia se quedo en su banco cavilando y ponderando todo lo que
acababa de ver y oir.--iZapatazos!--dijo para si.--He pasado toda mi
vida sufriendo con santa paciencia todos los trabajos y humillaciones de
la tierra, creyendo que en el cielo todos los hombres serian iguales. ?Y
que me sucede? Aqui, a la puerta del cielo
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