uando era aprendiz asistia un dia a una conversacion
entre su maestro y un parroquiano, en la cual este mantenia que todos
los hombres eran iguales. Despues de pensar largo rato el aprendiz, al
fin pregunto al maestro, si era verdad lo que habia oido decir.
--No lo creas,--repuso este.--Solo en el cielo son iguales los hombres.
Se acordaba de esta maxima toda su vida, consolandose de sus penas y
privaciones con la esperanza de ir al cielo y gozar alla de la
igualdad que nunca encontraba en la tierra. En toda adversidad solia
decir:--Paciencia, en el cielo seremos todos iguales.--A esto se debia
el apodo con que era conocido, y todos ignoraban su verdadero nombre.
En el piso principal de la casa, cuyo portal ocupaba el pobre zapatero,
vivia un marques muy rico, bueno y caritativo. Cada vez que este senor
salia en coche de cuatro caballos decia para si el tio Paciencia:
--Cuando encuentre a vuecencia en el cielo, le dire: 'Amiguito, aqui
todos somos iguales'. Pero no era solo el marques el que le hacia sentir
que en la tierra no fuesen iguales todos los hombres, pues hasta sus
amigos mas intimos pretendian diferenciarse de el. Estos amigos eran el
tio Mamerto y el tio Macario.
Mamerto tenia una aficion barbara por los toros; y una vez, cuando se
establecio una escuela de tauromaquia, estuvo a punto de ser nombrado
profesor. Este precedente le hacia considerarse superior al tio
Paciencia, quien reconocia esta superioridad y se consolaba con la
maxima sabida. Macario era muy feo; pero, no obstante, se habia casado
con una muchacha muy guapa. Por razones que ignoramos habia salido muy
mal este matrimonio, y cuando al cabo de veinte anos de peloteras murio
la mujer, el buen hombre se quedo como en la gloria. Pero poco tiempo
despues se encalabrino con otra muchacha muy linda tambien, y se caso
otra vez a pesar de las protestas del tio Paciencia, que consideraba
esto una enorme tonteria. Como el tio Paciencia nunca habia conseguido
que las mujeres le amasen, mientras habian amado a pares al tio Macario,
este creia tener cierta superioridad sobre su amigo. El tio Paciencia
la reconocia y se consolaba con la maxima que ya sabemos. Un dia cuando
llovia a cantaros Mamerto quiso asistir a una corrida de toros. El tio
Paciencia trato de quitarselo de la cabeza, pero en vano. Al volver a
casa Mamerto fue obligado a meterse a la cama a causa de un tabardillo,
que al dia siguiente se le llevo al otro mundo. Aquel mismo dia esta
|