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muy malo el tio Macario de resultas de un sofocon que le habia aplicado
su mujer. Gracias al tratamiento de su segunda mujer el pobre hombre no
podia resistir grandes sustos, y la inesperada noticia de la muerte de
su amigo le causo tal sobresalto que expiro casi al instante.
Extranando que en todo el dia no hubiese visto a sus dos amigos el tio
Paciencia al anochecer fue a buscarlos. La terrible noticia de la muerte
de los dos fue para el como un escopetazo, y aquella misma noche se fue,
tras sus amigos tomando el camino del otro mundo.
A la manana siguiente el ayuda de camara del marques entro con el
chocolate, y tuvo la imprudencia de decir a este que el zapatero del
portal habia muerto al saber que habian espirado casi de repente dos
amigos suyos. Como el marques era un senor muy aprensivo, y como por
aquellos dias se temia que hubiese colera en Madrid, se asusto tanto que
pocas horas despues era cadaver, con gran sentimiento de los pobres del
barrio.
El tio Paciencia emprendio el camino del cielo muy contento con la
esperanza de gozar eternamente de la gloria, de vivir en el mundo donde
todos los hombres eran iguales, de encontrar alli a sus queridos amigos
Mamerto y Macario, y de esperar la llegada del marques para tener con
el la anhelada conversacion que ya se habia repetido para si mil veces
durante su vida. En cuanto a Mamerto no dejaba de tener unas dudillas,
porque se acordo de que este durante la vida habia dicho mas de una
vez:--Por una corrida de toros dejo yo la gloria eterna.
Fue interrumpido en estas reflexiones el tio Paciencia viendo venir del
cielo un hombre que daba muestras de la mayor desesperacion. Se detuvo
pasmado al reconocer a su amigo.
--?Que te pasa, hombre?--pregunto al tio Mamerto.
--?Que diablo me ha de pasar? Me han cerrado para siempre las puertas
del cielo.
--Pero ?como ha sido eso, hombre? Habra sido por tu picara aficion a los
toros.
--Algo ha habido de eso. Escucha. Llegue a la porteria del cielo y
encontre alli un gran numero de personas que aguardaban para entregar
el pasaporte para el otro mundo. El portero que revisaba los papeles
gastaba mucho tiempo con preguntas y respuestas antes de permitir la
entrada. Al oir que rehuso la entrada a un pobre diablo por haber sido
demasiado aficionado a los toros, comprendi que ya no habia esperanza
para mi. Entonces me mezcle entre la gente, aguardando una ocasion para
colarme dentro sin que me viera el portero. A los
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