de
pobre y estancado arroyo, y pasado este, entraron en un
campo lleno de piedras, sin la mas ligera muestra de vegetacion.
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--Esta tierra es muy mala--dijo el caballero, volviendo
el rostro para mirar a su guia y companero que se habia
[5] quedado un poco atras.--Dificilmente podra usted sacar
partido de ella, porque todo es fango y arena.
Licurgo, lleno de mansedumbre, contesto:
--Esto... es de usted.
--Veo que aqui todo lo malo es mio--afirmo el caballero,
[10] riendo jovialmente.
Cuando esto hablaban, tomaron de nuevo el camino real.
Ya la luz del dia, entrando en alegre irrupcion por todas
las ventanas y claraboyas del hispano horizonte, inundo de
esplendorosa claridad los campos. El inmenso cielo sin
[15] nubes parecia agrandarse mas y alejarse de la tierra para
verla y en su contemplacion recrearse desde mas alto. La
desolada tierra sin arboles, pajiza a trechos, a trechos de
color gredoso, dividida toda en triangulos y cuadrilateros
amarillos o negruzcos, pardos o ligeramente verdegueados,
[20] semejaba en cierto modo a la capa del harapiento que se pone
al sol. Sobre aquella capa miserable el cristianismo y el
islamismo habian trabado epicas batallas. Gloriosos campos,
si, pero los combates de antano les habian dejado horribles.
--Me parece que hoy picara el sol, Sr. Licurgo--dijo el
[25] caballero, desembarazandose un poco del abrigo en que se
envolvia.--iQue triste camino! No se ve ni un solo arbol
en todo lo que alcanza la vista. Aqui todo es al reves. La
ironia no cesa. ?Por que, si no hay aqui alamos grandes
ni chicos, se ha de llamar esto los _Alamillos_?
[30] El tio Licurgo no contesto a la pregunta, porque con toda
su alma atendia a ciertos lejanos ruidos que de improviso se
oyeron, y con ademan intranquilo detuvo su cabalgadura,
mientras exploraba el camino y los cerros lejanos con sombria
mirada.
--?Que hay?--pregunto el viajero, deteniendose tambien. 9
--?Trae usted armas, D. Jose?
--Un revolver.... iAh! ya comprendo. ?Hay
[5] ladrones?
--Puede...--repuso el labriego con mucho recelo.--
Me parece que sono un tiro.
--Alla lo veremos... iadelante!--dijo el caballero
picando su jaca.--No seran tan temibles.
[10] --Calma, S
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