en mi ninez, y cuando vivia con las ideas y con
[25] el entusiasmo de mi buena madre, me hubieran traido aqui,
tambien me habrian parecido encantadores estos desnudos
cerros, estos llanos polvorientos o encharcados, estas vetustas
casas de labor, estas norias desvencijadas, cuyos cangilones
lagrimean lo bastante para regar media docena de
[30] coles, esta desolacion miserable y perezosa que estoy mirando.
--Es la mejor tierra del pais--dijo el senor Licurgo--y
para el garbanzo es de lo que no hay.
--Pues lo celebro, porque desde que las herede no me
han producido un cuarto estas celebres tierras.
El sabio legislador espartano se rasco la oreja y dio un 7
suspiro.
--Pero me han dicho--continuo el caballero--que algunos
propietarios colindantes han metido su arado en estos
[5] grandes estados mios, y poco a poco me los van cercenando.
Aqui no hay mojones, ni linderos, ni verdadera propiedad,
Sr. Licurgo.
El labriego, despues de una pausa, durante la cual parecia
ocupar su sutil espiritu en profundas disquisiciones, se expreso
[10] de este modo:
--El tio Pasolargo, a quien llamamos el _Filosofo_ por su
mucha trastienda, metio el arado en los _Alamillos_ por encima
de la ermita, y roe que roe, se ha zampado seis fanegadas.
--iQue incomparable escuela!--exclamo riendo el caballero.
[15] --Apostare que no ha sido ese el unico... filosofo.
--Bien dijo el otro, que quien las sabe las tane, y si al
palomar no le falta cebo no le faltaran palomas.... Pero
usted, Sr. D. Jose, puede decir aquello de que el ojo del
amo engorda la vaca, y ahora que esta aqui ver de recobrar
[20] su finca.
--Quizas no sea tan facil, Sr. Licurgo--repuso el caballero,
a punto que entraban por una senda a cuyos lados se
veian hermosos trigos que con su lozania y temprana madurez
recreaban la vista.--Este campo parece mejor cultivado.
[25] Veo que no todo es tristeza y miseria en los _Alamillos_.
El labriego puso cara de lastima, y afectando cierto desden
hacia los campos elogiados por el viajero, dijo en tono
humildisimo:
--Senor, esto es mio.
[30] --Perdone usted--replico vivamente el caballero--ya
queria yo meter mi hoz en los estados de usted. Por lo
visto, la filosofia aqui es contagiosa.
Bajaron inmediatamente a una canada, que era lecho
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