la S fugaz,
[25] que se repitio una y otra vez, aumentando de intensidad.
Miro a todos lados, miro hacia la parte alta de la casa, y en
una ventana creyo distinguir un objeto semejante a un ave
blanca que movia las alas. Por la mente excitada de Pepe
Rey cruzo en un instante la idea del fenix, de la paloma, de
[30] la garza real... y sin embargo, aquella ave no era mas
que un panuelo.
El ingeniero salto por la ventana a la huerta. Observando
bien, vio la mano y el rostro de su prima. Le parecio
distinguir el tan usual movimiento de imponer silencio
llevando el dedo a los labios. Despues la simpatica sombra 113
alargo el brazo hacia abajo y desaparecio. Pepe Rey entro
de nuevo en su cuarto rapidamente y procurando no hacer
ruido, paso a la galeria, avanzando despues lentamente por
[5] ella. Sentia el palpitar de su corazon, como si recibiera
hachazos dentro del pecho. Espero un rato... al fin
oyo distintamente tenues golpes en los peldanos de la
escalera. Uno, dos, tres.... Producian aquel rumor unos
zapatitos.
[10] Dirigiose hacia alla en medio de una obscuridad casi
profunda, y alargo los brazos para prestar apoyo a quien
bajaba. En su alma reinaba una ternura exaltada y profunda;
pero ?a que negarlo? tras aquel dulce sentimiento
surgio de repente, como infernal inspiracion, otro que era
[15] un terrible deseo de venganza. Los pasos se acercaban
descendiendo. Pepe Rey avanzo, y unas manos que
tanteaban en el vacio chocaron con las suyas. Las cuatro
iay! se unieron en estrecho apreton.
XVII
=Luz a obscuras=
La galeria era larga y ancha. A un extremo estaba la
[20] puerta del cuarto donde moraba el ingeniero; en el centro
la del comedor, y al otro extremo la escalera y una puerta
grande y cerrada, con un peldano en el umbral. Aquella
puerta era la de una capilla, donde los Polentinos tenian los
santos de su devocion domestica. Alguna vez se celebraba
[25] en ella el santo sacrificio de la misa.
Rosario dirigio a su primo hacia la puerta de la capilla,
y se dejo caer en el escalon.
--?Aqui?...--murmuro Pepe Rey.
Por los movimientos de la mano derecha de Rosario,
[30] comprendio que esta se santiguaba.
--Prima querida, Rosario... igracias por haberte
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