ni del corazon. Tu de nada entiendes mas que
de hacer caminos y muelles. iAy! senorito mio. En el
corazon humano no se entra por los tuneles de los ferrocarriles,
ni se baja a sus hondos abismos por los pozos de las 137
minas. No se lee en la conciencia ajena con los microscopios
de los naturalistas, ni se decide la culpabilidad del projimo
nivelando las ideas con teodolito.
[5] --iPor Dios, querida tia!...
--?Para que nombras a Dios si no crees en el?--dijo
dona Perfecta con solemne acento.--Si creyeras en el, si
fueras buen cristiano, no aventurarias perfidos juicios sobre
mi conducta. Yo soy una mujer piadosa, ?entiendes? Yo
[10] tengo mi conciencia tranquila, ?entiendes? Yo se lo que
hago y por que lo hago, ?entiendes?
--Entiendo, entiendo, entiendo.
--Dios, en quien tu no crees, ve lo que tu no ves ni
puedes ver, el intento. Y no te digo mas; no quiero entrar en
[15] explicaciones largas porque no lo necesito. Tampoco me
entenderias si te dijera que deseaba alcanzar mi objeto sin
escandalo, sin ofender a tu padre, sin ofenderte a ti, sin dar
que hablar a las gentes con una negativa explicita....
Nada de esto te dire, porque tampoco lo entenderas, Pepe.
[20] Eres matematico. Ves lo que tienes delante y nada mas;
la naturaleza brutal y nada mas; rayas, angulos, pesos y
nada mas. Ves el efecto y no la causa. El que no cree en
Dios no ve causas. Dios es la suprema intencion del
mundo. El que le desconoce, necesariamente ha de juzgar
[25] de todo como juzgas tu, a lo tonto. Por ejemplo, en la
tempestad no ve mas que destruccion, en el incendio
estragos, en la sequia miseria, en los terremotos desolacion, y
sin embargo, orgulloso senorito, en todas esas aparentes
calamidades, hay que buscar la bondad de la intencion...
[30] si senor, la intencion siempre buena de quien no puede
hacer nada malo.
Esta embrollada, sutil y mistica dialectica no convencio a
Rey; pero no quiso seguir a su tia por la aspera senda de
tales argumentaciones, y sencillamente le dijo:
--Bueno; yo respeto las intenciones.... 138
--Ahora que pareces reconocer tu error--prosiguio la
piadosa senora, cada vez mas valiente,--te hare otra
confesion, y es que voy comprendiendo que hice mal en
[5] adoptar tal sistema, aunque mi objeto era
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