nducta del Gobierno,
[30] y, sin saber como, nombraron a Pepe Rey.
--Todavia esta en la posada--dijo el abogadillo.--Le he
visto ayer, y me ha dado memorias para usted, dona Perfecta.
--?Hase visto mayor insolencia?... iAh! Sr. Pinzon,
no extrane usted que emplee este lenguaje, tratandose de
un sobrino carnal... ya sabe usted... aquel caballerito 145
que se aposentaba en el cuarto que usted ocupa.
--iSi, ya lo se! No le trato; pero le conozco de vista
y de fama. Es amigo intimo de nuestro brigadier.
[5] --?Amigo intimo del brigadier?
--Si, senora, del que manda la brigada que ha venido a
este pais, y que se ha repartido entre diferentes pueblos.
--?Y donde esta?--pregunto la dama.
--En Orbajosa.
[10] --Creo que se aposenta en casa de Polavieja--indico
Jacinto.
--Su sobrino de usted--continuo Pinzon,--y el
brigadier Batalla son intimos amigos, se quieren entranablemente,
y a todas horas se les ve juntos por las calles del pueblo.
[15] --Pues, amiguito, mala idea formo de ese senor jefe--repuso
dona Perfecta.
--Es un... es un infeliz--dijo Pinzon en el tono
propio de quien por respeto no se atreve a aplicar una
calificacion dura.
[20] --Mejorando lo presente, Sr. Pinzon, y haciendo una
salvedad honrosisima en honor de usted--afirmo la senora--no
puede negarse que en el ejercito espanol hay cada tipo....
--Nuestro brigadier era un excelente militar antes de
darse al espiritismo....
[25] --iAl espiritismo!
--iEsa secta que llama a los fantasmas y duendes por
medio de las patas de las mesas!...--exclamo el
canonigo riendo.
--Por curiosidad, solo por curiosidad--dijo Jacintillo
[30] con enfasis,--he encargado a Madrid la obra de Allan
Cardec. Bueno es enterarse de todo.
--?Pero es posible que tales disparates?... iJesus!
Digame usted, Pinzon, ?mi sobrino tambien es de esa secta
de pie de banco?
--Me parece que el fue quien catequizo a nuestro bravo 146
brigadier Batalla.
--iPero, Jesus!
--Eso es; y cuando se le antoje--dijo don Inocencio
[5] sin poder contener la risa--hablara con Socrates, San
Pablo, Cervantes y Descartes, como hablo yo ahora con
Librada para pedirle un fosforito. iPobre Sr. de Rey!
Bien dije yo que aquella cabeza no estaba buena.
--Por lo dem
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