on de la vida, y bulliciosa saltaba fuera del
humedo sarcofago para bailar en torno de el. iQue
movimiento, que algazara, que risas, que jovialidad! No existe
nada tan interesante como un ejercito. Es la patria en su
aspecto juvenil y vigoroso. Lo que en el concepto individual 124
tiene o puede tener esa misma patria de inepta, de
levantisca, de supersticiosa unas veces, de blasfema otras,
desaparece bajo la presion ferrea de la disciplina, que de
[5] tantas figurillas insignificantes hace un conjunto prodigioso.
El soldado, o sea el corpusculo, al desprenderse, despues de
un _rompan filas_, de la masa en que ha tenido vida regular y
a veces sublime, suele conservar algunas de las cualidades
peculiares del ejercito. Pero esto no es lo mas comun. A
[10] la separacion suele acompanar subito encanallamiento, de
lo cual resulta que si un ejercito es gloria y honor, una
reunion de soldados puede ser calamidad insoportable, y los
pueblos que lloran de jubilo y entusiasmo al ver entrar en
su recinto un batallon victorioso, gimen de espanto y tiemblan
[15] de recelo cuando ven libres y sueltos a los senores
soldados.
Esto ultimo sucedio en Orbajosa, porque en aquellos dias
no habia glorias que cantar ni motivo alguno para tejer
coronas ni trazar letreros triunfales, ni mentar siquiera
[20] hazanas de nuestros bravos, por cuya razon todo fue miedo
y desconfianza en la episcopal ciudad, que si bien pobre,
no carecia de tesoros en gallinas, frutas, dinero y doncellez,
los cuales corrian gran riesgo desde que entraron los consabidos
alumnos de Marte. Ademas de esto, la patria de los
[25] Polentinos, como ciudad muy apartada del movimiento y
bullicio que han traido el trafico, los periodicos,
ferrocarriles y otros agentes que no hay para que analizar ahora,
no gustaba que la molestasen en su sosegada existencia.
Siempre que se le ofrecia coyuntura propicia, mostraba
[30] asimismo viva repulsion a someterse a la autoridad central
que mal o bien nos gobierna; y recordando sus fueros de
antano y mascullandolos de nuevo, como rumia el camello
la yerba que ha comido el dia antes, solia hacer alarde de
cierta independencia levantisca, deplorables resabios de
behetria que a veces dieron no pocos quebraderos de cabeza 125
al gobernador de la provincia.
Otros
|