A TIA URSULA
Tarde bastante tiempo en ir a la escuela. De chico tome un golpe en una
rodilla, y no se si por el tratamiento del curandero, que me aplico
unicamente emplastos de harina y de vino, o por que, el caso es que
padeci, durante bastante tiempo, una artritis muy larga y dolorosa.
Quiza por esto me crie enfermizo, y el medico aconsejo a mi madre que no
me llevara a la escuela. Mi infancia fue muy solitaria. Tenia, para
divertirme, unos juguetes viejos que habian pertenecido a mi madre y a
mi tio. Estos juguetes que pasan de generacion en generacion, tienen un
aspecto muy triste. El arca de Noe de mi tio Juan era un arca
melancolica; a un caballo le faltaba una pata; a un elefante, la trompa;
al gallo, la cresta. Era un arca de Noe que mas parecia un cuartel de
invalidos.
Mi tia Ursula, hermana mayor de mi madre, solterona romantica, comenzo a
ensenarme a leer. Dona Celestina era como el espiritu de la tradicion en
la familia Aguirre; la tia Ursula representaba la fantasia y el
romanticismo.
Cuando mi tia Ursula llegaba a casa, solia sentarse en una sillita baja,
y alli me contaba una porcion de historias y de aventuras.
En Aguirreche, en su cuarto, la tia Ursula guardaba libros e
ilustraciones con grabados, espanoles y franceses, en donde se narraban
batallas navales, piraterias, evasiones celebres y viajes de los grandes
navegantes. Estos libros debian de haber estado en alguna cueva, porque
echaban olor a humedad y tenian las pastas carcomidas por las puntas. En
ellos se inspiraba, sin duda, mi tia para sus narraciones.
La tia Ursula solia contar la cosa mas insignificante con una solemnidad
tal, que me maravillaba. Ella me lleno la cabeza de naufragios, islas
desiertas y barcos piratas.
Sabia mas que la generalidad de las mujeres, y, sobre todo, que las
mujeres del pais. Ella me explico como iban los vascos, en otra epoca, a
la pesca de la ballena en los mares del Norte; como descubrieron el
banco de Terranova, y como aun, en el siglo pasado, en los astilleros de
Vizcaya y de Guipuzcoa, en Orio, Pasajes, Aguinaga y Guernica, se hacian
grandes fragatas.
Me hablo tambien, con orgullo, de los marinos y capitanes vascos: de
Elcano, dando la vuelta al mundo; de Oquendo, victorioso en mas de cien
combates, y que, vencido en la vejez por el almirante Tremp, muere de
tristeza; de Blas de Lezo, tuerto y con una sola pierna, batiendose
constantemente y venciendo, con unos pocos barcos, la escuadra poder
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