En Luzaro, en pequeno, ocurre lo propio desde que se ha llenado de
indianos y de gente forastera.
El comerciante, que, en general, procede de la parte mas turbia de la
sociedad, necesita, ya que no pueda decir que sus abuelos estuvieron en
la conquista de Jerusalen, demostrar que su escritorio es algo sagrado y
que todos sus pequenos utiles y procedimientos de robo constituyen
ejecutoria de nobleza.
Me choco oir que don Matias hablaba repetidas veces de su clase. Al
mismo tiempo, y refiriendose a Dolorcitas, dijo que esta se casaria con
un hombre de su posicion, indicandome de pasada que no pretendiese poner
los ojos demasiado alto.
Para el senor Cepeda, como para todos los comerciantes de puerto, habia,
sin duda, la aristocracia de la sangre y la del escritorio, el
devocionario y el libro mayor, la espada y la pesa, la coraza y el
mandil.
Era extrano: asi como mi abuela afirmaba la aristocracia de la
marineria, el senor Cepeda afirmaba la aristocracia del escritorio.
En el comercio del azucar y del cacao la elevacion social esta en razon
directa de la cantidad; en cambio, en el comercio de drogas la elevacion
esta en razon inversa. Si uno vende azucar y canela en pequena cantidad,
es un vulgar ultramarino; en cambio, si negocia con estos generos en
grande, es un comerciante.
Fenomeno singular: con las drogas sucede lo contrario; vendiendolas en
grande, es uno un droguero; vendiendolas en pequeno, un farmaceutico, un
hombre de ciencia.
La primera vez que comprendi claramente las pretensiones aristocraticas
de la familia de Dolorcitas, fue hablando con un empleado del almacen de
don Matias, a quien yo llamaba el Almirante.
Muchos domingos, al llegar a casa de dona Hortensia me encontraba con
que no habia nadie, y solia entrar en el almacen. Los empleados me
conocian. Alli se trabajaba lo mismo dias de labor que dias de fiesta.
Era todavia la buena epoca de Cadiz. Constantemente estaban cargando y
descargando carros en la calle de la Aduana, llena de almacenes y de
escritorios, y constantemente los carretones entraban y salian del
almacen de don Matias.
El almacen era inmenso, con bovedas en donde se apilaban sacos,
barricas, toneles y cajas. A la entrada estaba el escritorio, con su
pantalla y sus ventanillas con letreros. Una parte estaba destinada al
comercio y la otra al despacho de buques.
Antes de entrar en las cuevas se pasaba por un vestibulo, en donde habia
unas grandes balanzas colgada
|