vir me conduce
muy rara vez a sus vastos hogares,
para sentarme alli al rededor del
fuego con sus vasallos; pero los senderos
que se dirigen a dichos castillos
me son muy conocidos desde
mi infancia. ?Cual es el que os pertenece?
MANFREDO.
Poco te importa.
EL CAZADOR.
iY bien! perdonadme mis preguntas;
pero dignaos estar mas alegre.
Venid a gustar mi vino; es muy
viejo: muchas veces me ha confortado
el corazon en medio de nuestros
hielos; recurrid a el para reanimar
vuestro valor. Vamos, bebamos
juntos.
MANFREDO.
Separa, separa esa copa; isus
bordes estan mojados con sangre!
iNo vere nunca esta sangre sepultada
bajo la tierra!
EL CAZADOR.
?Que quereis decir? ?vuestros
sentidos estan turbados?
MANFREDO.
Digo que es mi sangre, mi propia
sangre, la sangre pura que corria en
las venas de nuestros padres y en
las nuestras, cuando en los primeros
dias de nuestra juventud no teniamos
sino un corazon, y nos amabamos
como no hubieramos nunca debido
amarnos. Esta sangre ha sido
derramada, pero se eleva eternamente
de la tierra y va a tenir las
nubes que me cierran la entrada del
cielo, en donde tu no estas y en
donde yo no estare jamas!
EL CAZADOR.
iHombre singular en tus palabras,
a quien sin duda persigue algun remordimiento
y a quien el delirio
manifiesta las fantasmas! cualesquiera
que sean tus terrores y tus
penas, todavia hay consuelos para ti
en la piedad de los hombres justos
y en la paciencia....
MANFREDO.
iLa paciencia! iy siempre la paciencia!
esta palabra fue creada para
los hombres dociles y no para las
aves de presa... Predica la paciencia
a los mortales formados con el miserable
polvo, yo soy de otra especie.
EL CAZADOR.
iGracias a Dios! yo no quisiera
ser de la tuya por la gloria de Guillermo
Tell. Pero cualquiera que sea
el mal que te oprime, es preciso soportarle,
y todos esos movimientos
convulsivos son inutiles.
MANFREDO.
Yo le soporto sobradamente. Mirame:
yo vivo.
EL CAZADOR.
Tu te agitas con terror, pero no
vives.
MANFREDO.
Te respondere que he vivido muchos
anos, y que no cuentan por
nada en el dia en comparacion de
los que me faltan vivir. Veo delante
de mi siglos, el infinito, la eternidad,
mi conciencia y la sed ardiente
de la muerte que me atormenta sin
cesar.
EL CAZADOR.
Apenas se reconoce en tu frente
la edad de la virilidad, yo cuento
muchos mas anos que tu.
MANFREDO.
?Crees qu
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