os los unos, pobrisimos los
otros, pero libres de altas aspiraciones todos. Tenian la
imperturbable serenidad del mendigo, que nada apetece
[30] mientras no le falte un mendrugo para enganar el hambre y
el sol para calentarse. Lo que principalmente distinguia a 74
los orbajosenses del Casino era un sentimiento de viva
hostilidad hacia todo lo que de fuera viniese. Y siempre
que algun forastero de viso se presentaba en las augustas
[5] salas, creianle venido a poner en duda la superioridad de la
patria del ajo, o a disputarle por envidia las preeminencias
incontrovertibles que Natura le concediera.
Cuando Pepe Rey se presento, recibieronle con cierto
recelo, y como en el Casino abundaba la gente graciosa, al
[10] cuarto de hora de estar alli el nuevo socio, ya se habian
dicho acerca de el toda suerte de cuchufletas. Cuando a
las reiteradas preguntas de los socios contesto que habia
venido a Orbajosa con encargo de explorar la cuenca hullera
del Nahara y estudiar un camino, todos convinieron en que
[15] el Sr. D. Jose era un fatuo, que queria darse tono inventando
criaderos de carbon y vias ferreas. Alguno anadio:
--Pero en buena parte se ha metido. Estos senores
sabios creen que aqui somos tontos y que se nos engana
con palabrotas... Ha venido a casarse con la nina de
[20] dona Perfecta, y cuanto diga de cuencas hulleras es para
echar facha.
--Pues esta manana--indico otro, que era un comerciante
quebrado,--me dijeron en casa de las de Dominguez
que ese senor no tiene una peseta, y viene a que su
[25] tia le mantenga y a ver si puede pescar a Rosarito.
--Parece que ni es tal ingeniero ni cosa que lo valga--anadio
un propietario de olivos, que tenia empenadas sus
fincas por el doble de lo que valian.--Pero ya se ve...
Estos hambrientos de Madrid se creen autorizados para
[30] enganar a los pobres provincianos, y como creen que aqui
andamos con taparrabos, amigo....
--Bien se conoce que tiene hambre.
--Pues entre bromas y veras nos dijo anoche que eramos
unos barbaros holgazanes.
--Que viviamos como los beduinos, tomando el sol. 75
--Que viviamos con la imaginacion.
--Eso es: que viviamos con la imaginacion.
--Y que esta ciudad era lo mismito que las de Marruecos.
[5] --Hombre, no hay paciencia para oir eso.
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