otivo comenzo a
contar una historia, precisamente ocurrida en Onate, pero al ir a
especificar los que habian intervenido en su historia, se le olvido la
especie, y lo sintio, verdaderamente lo sintio, porque, segun dijo,
tenia la seguridad de que el hecho era sumamente interesante y, ademas,
muy digno de mencion.
CAPITULO VI
DE COMO LLEGARON UNOS TITIRITEROS Y DE LO QUE SUCEDIO DESPUES
Un dia de Mayo, al anochecer, se presentaron en el camino real tres
carros, tirados por caballos flacos, llenos de mataduras y de
esparavanes. Cruzaron la parte nueva del pueblo y se detuvieron en lo
alto del prado de Santa Ana.
No podia Tellagorri, gaceta de la taberna de Arcale, quedar sin saber en
seguida de que se trataba; asi que se presento al momento en el lugar,
seguido de _Marques_.
Trabo inmediatamente conversacion con el jefe de la caravana, y despues
de varias preguntas y respuestas y de decir el hombre que era frances y
domador de fieras, Tellagorri se lo llevo a la taberna de Arcale.
Martin se entero tambien de la llegada de los domadores con sus fieras
enjauladas, y a la manana siguiente, al levantarse, lo primero que hizo
fue dirigirse al prado de Santa Ana.
Comenzaba a salir el sol cuando llego al campamento del domador.
Uno de los carros era la casa de los saltimbanquis. Acababan de salir de
dentro el domador, su mujer, un viejo, un chico y una chica. Solo una
nina de pocos meses quedo en la carreta-choza jugando con un perro.
El domador no ofrecia ese aire, entre petulante y grotesco, tan comun a
los acrobatas de barracas y gentes de feria; era sombrio, joven, con
aspecto de gitano, el pelo negro y rizoso, los ojos verdes, el bigote
alargado en las puntas por una especie de patillas pequenas y la
expresion de maldad siniestra y repulsiva.
El viejo, la mujer y los chicos tenian solo caracter de pobres, eran de
esos tipos y figuras borrosas que el troquel de la miseria produce a
millares.
El hombre, ayudado por el viejo y por el chico, trazo con una cuerda un
circulo en la tierra y en el centro planto un palo grande, de cuya punta
partian varias cuerdas que se ataban en estacas clavadas fuertemente en
el suelo.
El domador busco a Tellagorri para que le proporcionara una escalera; le
indico este que habia una en la taberna de Arcale, la sacaron de alli y
con ella sujetaron las lonas, hasta que formaron una tienda de campana
de forma conica.
Los dos carros con jaulas en donde iban las f
|