cortinas y Martin se encontro en una habitacion grande, algo baja de
techo, por cuya ventana entraba un dorado sol de invierno. Pocos
instantes despues, aparecio Bautista en el cuarto, de puntillas.
--Hola, Bautista--dijo Martin burlonamente--. ?Que te ha parecido
nuestra primera aventura de guerra? ?Eh?
--iHombre! A mi, bien--contesto el cunado--. A ti quiza no te haya
parecido tan bien.
--iPse! Ya hemos salido de esta.
La muchacha de los ojos negros, a quien al principio no reconocio
Martin, era la senorita a quien habian hecho bajar del coche los de la
partida del Cura y despues se habia fugado con ellos en compania de su
madre.
Esta senorita le conto a Martin como le llevaron hasta Hernani y le
extrajeron la bala.
--Y yo no me he dado cuenta de todo esto--dijo Martin--. ?Cuanto tiempo
llevo en la cama?
--Cuatro dias ha estado usted con una fiebre altisima.
--?Cuatro dias?
--Si.
--Por eso estoy rendido. ?Y su madre de usted?
--Tambien ha estado enferma, pero ya se levanta.
--Me alegro mucho. ?Sabe usted? Es raro--dijo Martin--no me parece
usted la misma que vino en la carretera con nosotros.
--iNo?
--No.
--?Y por que?
--Le brillaban a usted los ojos de una manera tan rara, asi como dura...
--?Y ahora no?
--Ahora no, ahora me parecen sus ojos muy suaves.
La muchacha se ruborizo sonriendo.
--La verdad es--dijo Bautista--que has tenido suerte. Esta senorita te
ha cuidado como a un rey.
--iQue menos podia hacer por uno de nuestros salvadores!--exclamo ella
ocultando su confusion--. Oh, pero no hable usted tanto. Para el primer
dia es demasiado.
--Una pregunta solo--dijo Martin.
--Veamos la pregunta--contesto ella.
--Quisiera saber como se llama usted.
--Rosa Briones.
--Muchas gracias, senorita Rosa--murmuro.
--iOh! no me llame usted senorita. Llameme usted Rosa o Rosita, como me
dicen en casa.
--Es que yo no soy caballero--repuso Martin.
--iPues si usted no es caballero, quien lo sera!--dijo ella.
Martin se sintio halagado y, como Rosa le indico que callara, llevandose
el dedo a los labios, cerro los ojos...
La convalecencia de Martin fue muy rapida, tanto, que a el le parecio
que se curaba demasiado pronto.
Bautista, al ver a su cunado en visperas de levantarse y en buenas
manos, como dijo algo ironicamente, se fue a Francia a reunirse con
Capistun y a seguir con los negocios.
Martin pudo tomar Hernani por una Capua, una Capua espiritual.
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