aturaleza, tan diferente de la que me habian presentado
la vertiente occidental y los llanos de la cordillera, quise, antes de
ocultarme bajo esta boveda de nubes, vagar libremente algunos instantes
por sobre la region del trueno.
Visite sucesivamente Yanacachi, Chupi, Chulumani, Irupana, etc., pasando
alternativamente del lecho de los rios a la cumbre de las montanas. La
pomposa vegetacion del Rio Janeiro se ve reproducida en estos sitios,
pero con mas esplendor; una caliente humedad fomenta en ellos, hasta
sobre las mas escarpadas rocas, plantas prodigiosas. Despues de haber
estudiado detalladamente esta provincia, tan abundante en producciones,
segui por la misma vertiente occidental, recorriendo el terreno
desigual, pero rico en minas de plata, de las provincias de Sicasica y
de Ayupaya, pasando por Cajuata, Suri, Inquisivi, Cavari y Palca hasta
trepar nuevamente la cordillera oriental, de donde cayeron de repente
mis miradas, a algunos millares de pies, sobre los ricos valles de
Cochabamba y de Clisa. Que singular contraste aquel con el de los riscos
donde me encontraba! Era la imagen del caos al lado de la mas grande
tranquilidad: era la naturaleza triste y silenciosa en presencia de la
vida mas animada. Yo veia pues, en medio de aridas colinas, dos
extendidos llanos cultivados y guarnecidos por todas partes de casuchas
y bosquecillos, entre los que se distinguian gran numero de aldeas, y
una grande ciudad a la que hacian sobresalir sus edificios como a una
reina en medio de sus vasallos. Nada puede efectivamente compararse a la
sensacion que produce el aspecto de esas llanuras, cubiertas de
caserios, de plantaciones y de cultura, circunscriptas por una
naturaleza montanosa y esteril, que se extiende a mas de treinta leguas
a la redonda perdiendose confusa en el horizonte. Se creeria ver alli la
tierra prometida en el seno del desierto. Si habia yo probado antes
vivisimas impresiones en presencia de las bellezas salvages de esa
naturaleza grandiosa del llano Boliviano, y de la cordillera oriental,
en donde la vida no entra para nada en el conjunto, pues que nada se
encuentra alli de lo que respecta al hombre, cuanto mayores no serian
ellas, al descubrir yo estos lugares animados, estas llanuras sembradas
de edificios, esos campos ricos y abundosos que despertaban en mi mente
la imagen de mi patria!
Cochabamba y sus cercanias fueron por algun tiempo el teatro de mis
investigaciones; prosiguiendo luego mi marcha
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