de la
provincia, puso todo su conato en obligar desde luego a los indigenas
que hasta entonces se habian eximido de las imposiciones regulares, a
que en adelante pagasen una contribucion personal de cinco pesos por
cada hombre, a lo cual daban entonces el nombre de _real tributo_. Esta
contribucion, a cuya practica y cumplimiento estaban tambien sujetas las
demas naciones de los altos llanos, fue puntualmente satisfecha por los
indigenas de todas las misiones, que se sometieron a ella sin grande
resistencia. El subdelegado Santa-Cruz recibio del rey de Espana, en
recompensa de este servicio, el titulo de Maestre de Campo; pero el
principal resultado de semejante medida fue hacer que desde aquel
instante las naciones, que ya parecian dispuestas a salir del estado
salvage para entrar en el camino de la civilizacion, se apartasen de el,
procurando alejarse a lo mas escondido de los bosques, a fin de
sustraerse al tributo anual, y sobre todo a las vejaciones de todo
genero y a las torpes violencias, frecuentemente empleadas por aquellos
que estaban encargados de recaudarlo. La mision de Cavinas, en razon de
hallarse tan alejada, fue la unica que durante la dominacion espanola se
vio exenta de la contribucion personal.
Tal era el estado de cosas hasta el ano de 1814, en cuya epoca, a
consecuencia de la lucha encarnizada que existia entre los patriotas,
que anhelaban por la independencia nacional, y las tropas espanolas, que
creian sostener los derechos de su soberano, vino Munecas a la provincia
con el intento de sublevarla en favor de la causa de los libres.
Apoderose de la capital y de algunas otras parroquias; pero bien pronto
perseguido por el ejercito espanol que mandaba el capitan D. Agustin
Gamarra, presidente anos despues de la republica del Peru, tuvo que huir
de Apolo, y mas tarde de Aten, donde el ultimo resto de sus partidarios
prefirio morir antes que rendirse[1]. Fue en ese entonces cuando un
indio tacana, para libertarse de los terribles castigos impuestos por
Gamarra a los amigos de la libertad, huyo llevando consigo treinta
familias y permanecio siete anos escondido, sin que fuese posible dar
con el ni con una sola persona de las de su sequito en el seno profundo
de las selvas[2].
[Nota 1: Vease lo que digo de esta lucha al ocuparme de Aten.]
[Nota 2: Vease, en la parte que trata de Aten, la relacion especial de
esta historia.]
En 1824, despues de la memorable y gloriosa batalla de Ayacucho,
Caupol
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