que la de cultivar la tierra; asi pues, solamente aprovechaban
los productos de esta, que consistian en cacao, coca, y multitud de
otros frutos naturales estraidos de las florestas.
Las cargas ligeras que los franciscanos se veian obligados a imponer a
los indigenas, a fin de procurarse los medios que eran menester para
proveerlos de instrumentos de labranza, y demas utiles, cargas
indispensables al bienestar de la sociedad, parecieron no obstante
demasiado pesadas a algunas naciones. El hombre enteramente salvage,
dueno absoluto de todas sus acciones, con dificultad llega a penetrarse
de los deberes que una sociedad en su infancia debe imponerse a si
misma, si desea entrar en la senda del progreso; por eso se impacienta y
mortifica cuando pesa sobre el la mas leve contribucion. Habiendo pues
los franciscanos llegado a convertir la tribu de los Toromonas, que
habitaba de la otra parte de Cavinas, y tambien algunos cuantos
Pacaguaras, estos indigenas, injustamente desconfiados, o porque les
fuese muy duro someterse a llenar tal cual imposicion, esparcieron la
voz de que los misioneros, so pretesto de ensenarles las doctrinas de la
verdadera religion, solo trataban de reunirlos para hacerlos trabajar en
beneficio de sus intereses personales: en consecuencia de esto los
espulsaron de su nacion, suplicandoles que jamas volviesen a presentarse
en ella.
A fines del siglo decimoctavo, habian ya conseguido los franciscanos
todo lo que podian pretender en la provincia. Sin embargo hacia la misma
epoca, antes del ano de 1800, esta orden religiosa abandono su obra, se
ignora bajo que pretesto, o con cual motivo: entonces todas las misiones
que con Suches, Pelechuco, Pata y Moxos entraron bajo el dominio
espanol, vinieron a formar la provincia de Caupolican, dependiente de la
intendencia de La-Paz. Inmediatamente coloco el mandatario real un cura
y un alcalde en cada parroquia o distrito, y nombro un subdelegado para
gobernar y cuidar de los intereses de la nueva provincia, a la que se
dio el pueblo de Apolo por capital.
En aquella epoca, el mas grande merito que podian contraer los empleados
espanoles a los ojos de la autoridad suprema, era el trabajar por el
acrecimiento de las rentas del estado; todo cuanto concurria a este
objeto era especialmente recompensado por ella. El primer subdelegado,
D. Jose Santa-Cruz, padre del general Santa-Cruz que fue mas tarde
presidente de la republica de Bolivia, al hacerse cargo del mando
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