nocera
el, no obstante la grandeza material de su organismo.
Sonrio el Padre de los Maestros con modestia; pero esta sonrisa dio la
seguridad al profesor de que la vida del gigante estaba asegurada y que
este tendria ocasion de leer los versos del rector traducidos al ingles.
Luego, Flimnap recomendo a todos los ocupantes del estrado gubernamental
que mirasen al monstruo con los lentes de disminucion que habia traido
un companero suyo de la Universidad, profesor de Fisica, pues asi
podrian apreciarle tal como era.
Al entrar al dia siguiente en el despacho del jefe mensual del gobierno,
vio con alegria que el doctor Momaren, el Padre de los Maestros, estaba
hablando con el supremo magistrado. Flimnap, antes de dar cuenta al
presidente de todos sus trabajos, ofrecio a Momaren varias hojas de
papel con la traduccion de los versos de Gillespie. El Padre de los
Maestros, colocandose ante los ojos unas gafas redondas, empezo su
lectura junto a una ventana. Cuando Flimnap acabo su informe sobre los
trabajos para la instalacion del gigante, el personaje universitario se
aproximo conservando los papeles en su diestra.
--Algo flojitos--dijo con una severidad desdenosa--. Son
indiscutiblemente versos de hombre, y de hombre enorme. Pero seria
injusto negarle cierta inspiracion, y hasta me atrevo a decir que aqui
entre nosotros aprendera mucho, si es que llega a ejercitarse en el
idioma nacional.
--Para eso, ioh Padre de los Maestros!--dijo Flimnap--, sera preciso que
el pobre gigante viva.
--Mi opinion es que debe vivir--interrumpio el presidente--. Mi esposa y
mis ninas lo encontraron ayer muy simpatico al verle entrar en la
ciudad. Un hijo mio, que es del ejercito del aire y montaba una de las
maquinas que lo condujeron, me ha contado cosas muy graciosas de el.
Todos los muchachos de la Guardia gubernamental lo encuentran igualmente
muy agradable, y hasta algunos afirman que es hermoso.... Tuvo usted una
buena idea, profesor Flimnap, al aconsejar que lo mirasemos con lentes
de disminucion.... Yo opino que debemos dejarle vivir, aunque sea
unicamente por una temporada corta. Resultara carisimo, pero la
Republica puede permitirse este lujo, lo mismo que mantiene a los
animales raros de su Jardin Zoologico. Y usted ?que opina de esto,
ilustre amigo Momaren?
El Padre de los Maestros, convencido de que para el jefe del gobierno
resultaba infalible la menor de sus palabras, se limito a decir con
lentitud:
--Opino lo
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