explicaciones a los senores del Consejo. El presidente, que parecia
furioso por haber estornudado grotescamente en presencia del jefe de la
oposicion, se apresuro a ordenar que se llevaran el cofre y arrojasen su
contenido fuera del puerto, como nocivo para la salud publica y la
tranquilidad de la patria.
Los esclavos hicieron desaparecer la cigarrera, mientras otros cargaban
con los fragmentos de los cilindros de papel y barrian el temible polvo
esparcido en el suelo.
Poco a poco cesaron los estornudos y pudo reanudarse el desfile. A
partir de este incidente, parecio que el publico habia perdido todo
interes por los objetos del gigante. Avanzaron dos portadores, uno tras
del otro, llevando un fuerte palo sobre sus hombros y colgando de tal
sosten el reloj de bolsillo del Hombre-Montana. Los oyentes mas cultos
no necesitaron las explicaciones del inventario. Cuantos habian leido la
historia del pais estaban enterados de como era esta maquina primitiva
de medir el tiempo que todos los colosos traian en sus visitas.
Otra maquina de uso misterioso para los mas de los presentes hizo su
entrada en el patio despues que desaparecio el cronometro de oro.
Mas de treinta cargadores sostenian el revolver extraido de un bolsillo
de Gillespie. Se noto cierta emocion en la tribuna del gobierno. Los
senores del Consejo Ejecutivo no pudieron contener su sorpresa en el
primer instante. Luego consiguieron dominar sus nervios y quedaron
impasibles, en una forzada indiferencia.
Los cinco gobernantes, obedeciendo a la ley que reglamentaba las
ceremonias publicas, iban vestidos con un lujo deslumbrador. Se
envolvian en mantos bordados de oro, y sobre sus cabezas llevaban unas
tiaras del mismo metal con adornos de piedras preciosas. Querian imitar
el esplendor de los ultimos emperadores del pais, para que el pueblo se
convenciese de que los elegidos de la Republica no eran menos
importantes que los antiguos despotas. Bajo su uniforme esplendoroso los
cinco afectaron una actitud de hipocrita indiferencia, mirando sin
expresion alguna la maquina que acababa de entrar en el patio. El rector
Momaren tambien hizo un gesto igual, y hasta Gurdilo permanecio
inmovil, imitando la actitud del odiado gobierno. Todos fingian no
conocer el mecanismo de acero ni sentir interes por averiguar su uso.
Las senoras y senoritas empezaron a bostezar de aburrimiento en las
galerias altas. Las cosas de la industria pertenecian a las mujeres.
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