genero, de condicion
y estado. Despues canto la misa solemne el Dr. Leiva, parroco de
la ciudad, la que mucho antes habia pedido por un singular
beneficio recibido: lo que llevo pesadamente el Vicario. Un
sugeto de nuestra Compania predico, y muy bien. Estuvo desde
ayer, y todo el tiempo de la misa, la imagen del Santo sobre el
altar mayor, en un rico trono de oro y plata, reluciendo todo el
altar con este metal, y la efigie del Santo, y principalmente la
mesita donde estaba, toda cubierta de piedras preciosas, perlas
y diamantes. Y aunque todas las matronas de Santa Fe juntaron
sus riquezas para este ornato, con todo, sobrepujo cierta noble
muger, advenediza del reino de Chile, que habia venido a esta
ciudad: la cual, como ya no hubiese lugar en el altar, coloco
bajo de las gradas del presbiterio una mesita con un nino Jesus,
en quien lucian cosas tan preciosas, en oro, diamantes, y
tambien por el arte singular con que las habia dispuesto, que a
todos arrebataba, dejando muy atras a las demas Senoras
patricias. Concluida la solemnidad de la misa, que duro hasta el
mediodia, se saco del altar mayor la efigie del Santo, y cantado
otra vez el _Te-deum_ los Padres de Santo Domingo, fue colocada
(con increible gozo y alegria de todo el pueblo y ciudad, y
principalmente de nuestros Padres, de que fueron testigo los
reiterados y solemnes repiques de campanas) en su altar propio,
que le habian preparado los afligidos indios; el cual, fuera de
su propia hermosura, estaba grandemente adornado con alhajas de
los vecinos. Se concluyo finalmente la solemnidad, pero no la
devocion: porque ademas de ocurrir nuestros Jesuitas cada dia
con mayor fervor al poderoso patronicio del Santo contra los
murmuradores, tambien no era pequeno el concurso de los de toda
la ciudad en las aflicciones y calumnias que por todas partes se
suscitaban contra los indios, que han sido cometidos por Dios a
nuestra fe y doctrina, y por eso mismo tambien contra nosotros,
como defensores de esta justa causa.
70. Cuando estas cosas sucedian por Mayo en la ciudad de Santa
Fe en honor del taumaturgo de Bohemia, el pueblo de San Miguel,
distinguiendose entre todos, se preparaba a cumplir con otro
semejante altar (excepto las riquezas) sus promesas hechas a
Nuestra Senora de Loreto, cuya descripcion omitimos, por haber
referido la anterior: pero despues por su orden se referira,
cu
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