e renovaba todos los mandatos
anteriores, y que imponia a los PP. todos los preceptos que
podia: aunque sabia que todo habia de ser vano, como que ni el
ni ellos tuviesen dominio sobre tantas y tan libres y tan varias
voluntades de los indios: y que si en su voluntad de tal suerte
estuviesen incluidas las de los indios, como en la de Adam, las
de sus descendientes, o a lo menos como la de los PP.
Misioneros, por medio de la santa obediencia, no dudaria del
efecto: mas siendo asi, que no esperaba cosa alguna, que el
Marques con su agudo juicio le sugiera modo con que esto con mas
eficacia pueda ejecutarse, o que obligue al Sr. Obispo, que
andaba en visita en las inmediatas ciudades, se llegue a estas
inmediaciones, y que con su autoridad y suavidad los persuada.
Que el asi lo juzgaba, y tendria a bien; y lo que es mas, que el
asi se lo pediria, dejando en libertad a los afligidos pueblos,
en que ya no habia impedimento. Aunque despues de publicadas, no
faltaron altercaciones o movimientos, especialmente siendo
compelidos otra vez los PP. a dejar los indios, y a una retirada
imposible.
101. Como estas palabras tan severas, no menos que inicuas y
nunca esperadas, arredraban los animos de toda la provincia,
sabiendolas los indios, algunos se obstinaron, mas otros
avisados y exhortados de los PP., se rendian ya; porque los
Luisistas, Lorenzistas y los de Santo Angel estaban cargando sus
cosas, especialmente cuando por segunda vez llegaron a los
pueblos otras cartas del Capitan General del ejercito, en las
cuales (eran dos) trataba a los indios con blandura, llamandolos
hermanos, amigos, enganados por los malos consejos de un animo
codicioso; y por tanto que no creyesen a otro sino a el; que ya
sus PP. habian caido de la gracia del Rey, de lo que era senal
haber repudiado su confesor, y que el Monarca en adelante daria
muchos argumentos de su severidad: que conociesen su buen animo,
y quisiesen confiarse de el, y que, egecutando prontos lo que
les mandaba, mejorarian su situacion.
102. Con los PP. empero usaba de amenazas, y exageraba la
matanza, echandoles a ellos la culpa; porque siendo asi, que en
otras ocasiones conseguian de los indios todas las cosas, ahora
que tanto interesaba a la fe o palabra real, y a sus intereses,
se estaban remisos en mano sobre mano. Que habia la esperanza de
conseguir la real clemencia, si persuadian a los i
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