os: mas como las noticias tristes suelen seguirse a
las prosperas, los Comisarios reales de este negocio divulgaron
todo lo contrario: que estaba aprobada la guerra hecha a los
rebeldes, como ellos decian; que tambien se daban las gracias a
los Ministros por el celo y gasto hecho para sugetar a los
contumaces; que las cosas que se habian dicho favorables, habian
salido de charcos, y no de la fuente; que se habia de proseguir
la guerra y se habia de hacer mas cruda. Para este fin fueron
expedidos nuevos decretos e intimaciones a nuestro Prelado
inmediato, fulminando estragos, y amenazando llevarlo todo a
sangre y fuego, sino se rendian los pueblos.
74. Remitio estas intimaciones al Gobernador de la Concepcion,
Nenguiru, la Curia, Consejo o junta domestica, porque de otro
modo se desconfiaba que se pudiesen publicar: para que este,
interponiendo la autoridad que tiene entre ellos, pasando el
rio, las intimase y promulgase a las provincias y pueblos
obligados a mudarse. Mas este, no confiando del pueblo airado, y
previendo y conociendo que no habia de hacer otra cosa que
aumentar tropas de amotinados, volvio otra vez a remitir a la
Curia todos los papeles, suplicando a los Prelados no diesen
lugar a que la provincia, poco apaciguada, se alborotase aun
todavia mas; ni tampoco obligasen a su cabeza, o Gobernador, a
exponerse a peligro cierto de muerte. Se aquietaron, y
despreciadas dichas amenazas, se esperaba lo que habia
de suceder.
75. Entretanto por todo Agosto, Septiembre y Octubre, se
reclutaban soldados en las ciudades de espanoles y portugueses:
pero en las nuestras no habia sino paz y quietud, y se proveia
que, en tanto que se aquietasen las cosas, se despachasen para
todas partes exploradores como en otro tiempo, y que estuviesen
con mas vigilancia.
76. A fines de Octubre, o por mejor decir a principios de
Noviembre, el Gobernador de Buenos Aires, pasando el ancho alveo
del rio, llego a la ciudad de Montevideo, en donde debia
juntarse todo el ejercito de Espanoles. Tambien se decia que
caminaban hacia Montevideo 200 soldados que habian sido
despachados de la ciudad de las Corrientes, y otros tantos de la
de Santa Fe; pero si esto es cierto o no, el tiempo lo dira: que
de los 200 Correntinos no habian quedado sino 80, y que los
demas se habian desertado. Asimismo, que entre los desertores se
habian vuelto a su casa algunos
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