ontrario estaria embarazado e impracticable, lleno de maleza.
78. Mas como ya no quedase duda alguna acerca de los
preparativos de la expedicion, y tardasen los navios de Europa,
se acordo que, estando desprevenida la provincia, para evitar
que fuese atacada de los enemigos, se preparasen aqui las cosas,
para su defensa, y se vigiasen con mas diligencia los caminos:
tambien parecio del caso que se incendiasen o quemasen
los campos.
79. Constaba suficientemente, no como al principio por mentiras,
que eran 1,500 Espanoles, y con los socorros de las otras
ciudades, casi 2,000: que los Portugueses eran 3,000; por tanto
el total era 5,000: pero que uno y otro ejercito todo junto
llegaria a 3,000, lo escribio el gefe de esta gente, (el
Gobernador de Montevideo, el que, como se decia, venia en lugar
del de Buenos Aires, y habia de tener cuidado de este negocio) a
cierto Jesuita amigo suyo, que algunas veces le fue piedra de
escandalo, y que ya no esta en aquella ciudad: en verdad que el
testigo es idoneo, y vale por todos. Tambien se tenia por
cierto, que el ejercito espanol habia de hacer el camino desde
el castillo de San Felipe, via recta, a las cabeceras del Rio
Negro, y hacia el pago de Santa Tecla, termino y guardia de los
Miguelistas, y que de alli habia de penetrar, con grandes
rodeos, por provincias desiertas, hasta una fortaleza
portuguesa, situada en el rio Yacuy; la cual poco antes no tenia
nombre, y ahora, por la invasion que se les frustro a los
indios, la llaman (pero mal) el Fuerte de la Victoria: y que
finalmente, unidas las fuerzas, habian de caminar al pueblo de
San Angel. Asi se determino en el Consejo de ambas naciones, y
aunque estas determinaciones parecian a los baqueanos o peritos
de los caminos muy violentas, y casi impracticables en la
ejecucion, con todo se tuvo por conveniente proveer todas las
cosas, y prevenirse contra los insensatos conatos o esfuerzos de
los Portugueses. No debalde se juntaron los capitanes, corriendo
ya Enero, y aunque no se sentia movimiento alguno del enemigo,
determinaron no obstante muy de antemano, que toda la gente de
los pueblos vecinos se juntase y viniese al socorro. Y despues
despacharon cartas y un correo a los de la Concepcion y de Santo
Tome, las que estos debian despachar mas adelante a los otros
pueblos, para que se acercasen mas, y pusiesen exploradores por
todas partes, y p
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