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peleando, otros retrocedian. Viendo la caballeria del enemigo,
dividido en tres partes el ejercito de los indios, con un
movimiento rapido corto a la que retrocedia de la que peleaba, y
asi un trozo, siguiendo a los rendidos, los puso en fuga, y
mato: mas, la otra, unida con la infanteria por la retaguardia,
ataco a los que peleaban, y con ferocidad los destrozo; y
finalmente, con dificultad hizo cesar el General la matanza.
Aprisionaron 150 indios de los que peleaban, y se juzga que casi
son 600 los muertos que quedaron por los campos: los demas se
desparramaron huyendo.
89. No es de admirar que los indios huyesen, y hayan sido
vencidos, asi como no es gloriosa para los espanoles la
victoria: porque con 3,000 bien armados, con armas de fuego, y
muchisimos bien disciplinados, peleando contra 1,300 que no
tienen sino arcos, flechas, hondas y lanzas, y que no sufren
disciplina, ni conocen gefes, sino en el nombre, hubieran puesto
un gran borron, o deshonra al nombre espanol si hubiesen sido
vencidos. No obstante, con inhumanidad usaron de esta victoria:
porque para hacer mas cruda y feroz la guerra, dicen los indios,
que se encarnizaron, _encendiendo de nuevo lo quemado_, y asi a
la tarde volvieron a reiterar los lanzazos en casi todos los
muertos, por si acaso algunos estuviesen vivos, y sacando los
reales un poco mas alla del lugar de la matanza. Este dia los
fijaron fuera de los cadaveres.
90. Al dia siguiente, el primero de los fugitivos que llego a
las montanas, fue un noble Miguelista, llamado Bernabe Parave,
el que pasando los montes con marcha violenta o paso acelerado,
trajo a su pueblo la mas triste noticia, aunque de tan lejos,
(esta en realidad ya se esperaba) la que, habiendola esparcido
tambien a la entrada de las fronteras entre los suyos, llego, ya
crecido el dia, al pueblo de San Xavier, anunciandole que todos
los indios habian muerto, habiendose escapado pocos en la huida.
Confirmaron lo mismo otros dos nobles ciudadanos del mismo
pueblo, que llegaron adonde estabamos. Puestos, pues, los PP. en
una gran consternacion, habiendo hecho junta, y determinado huir
del enemigo que ya estaba inmediato, (porque la fama, como es
una embustera, y crece con el miedo, divulgaba que ya en el paso
del Ibicuy, distante de donde estabamos seis o siete leguas, se
veia un escuadron enemigos, hecho formidable con dos canones de
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