a Luzaro y venga con
un paraguas?
--No; sentemonos. Ya pasara la lluvia.
--?Y que vamos a hacer?
--Hablaremos.
Nos sentamos en el suelo.
Mary me pregunto adonde iba a llevarla; le dije quien era la mujer de
Recalde y como vivia; luego me interrogo acerca de lo que pensaba hacer
yo; le explique como tenia que embarcarme, lo que ganaba, cuando
volveria, todo.
Hablamos muy seriamente largo rato. Al cabo de algun tiempo ceso de
llover y salimos de la cueva.
--iGracias, _Egan-suguia!_ iMuchas gracias!--dijo Mary--. iNo es verdad
que comes a los chicos; eres muy buena y prestas tu casa a los que van
por el monte! Adios!
Llegamos a Luzaro y lleve a Mary a casa de Recalde. Ella estaba
tranquila, pensaba que tendria que trabajar pronto. En cambio, mi
inquietud era grande. Comprendia que estaba enamorado. Mary, casi nina;
yo, casi viejo, y teniendo que ausentarme continuamente. Mis amores
comenzaban mal.
[Ilustracion]
LIBRO CUARTO
LA URCA HOLANDESA. "EL DRAGON"
I
EL CAPITAN DE LA "DAMA ZURI"
De la Compania de vapores de Bilbao a Liverpool, pase a otra de
tras-atlanticos de la linea de Burdeos a Buenos Aires. El corto tiempo
que tenia licencia lo aprovechaba para llegar a Luzaro y ver a mi madre
y a Mary.
Mary iba acomodandose a la vida sedentaria, y comenzaba a trabajar de
modista. Nos escribiamos en todos los correos; yo la llamaba a ella "mi
querida Mary", y ella "mi querido Shanti". Muchas veces me decia en
broma: La _Egan-suguia_ nos protege. Yo no le habia dicho claramente que
estaba enamorado de ella y que aspiraba a hacerla mi mujer.
Mi madre sabia que el medico de Elguea habia certificado la muerte de su
presunto hermano a nombre de Tristan de Ugarte, y queria creer que el
parentesco con el capitan de Bisusalde era un engano. A pesar de esto,
como la conducta de Mary en casa de Cashilda era buena, comenzaba a
sentir por la muchacha cierta simpatia.
Yo tenia que vivir desesperado en el vapor. Cumplia los deberes de mi
cargo como un automata. Mis pensamientos estaban en Luzaro.
Solia encerrarme en mi camarote, teniendo su retrato delante de los
ojos. iQue largos me parecian estos dias de navegacion! iQue horrible
este cielo azul de los tropicos!
A la vuelta de mi viaje, cuando perdia de vista por las noches la Cruz
del Sur y comenzaba a divisar la Estrella Polar y las dos Osas, me
sentia tranquilo.
Al acercarnos a Europa, al oir las sirenas de los vapo
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