las. Tambien se enganan
los Medicos en la semejanza de los simptomas, o accidentes que acompanan
a las enfermedades. Quejase una muger de un dolor que la aflige con gran
molestia en la boca del estomago, y al mismo tiempo vomita coleras
verdes. Llega el Medico, que solo se gobierna por la semejanza exterior
de las cosas, y luego juzga que es dolor colico, y aplicandole los
remedios especificos de esta enfermedad, no solo no la cura, sino que la
empeora. Si hace uso de la razon, y no se fia de las primeras
apariencias de los sentidos, juzgara que el dolor y el vomito nacen de
afecto histerico, y con pocos remedios facilmente le dara la salud. Son
infinitos los males internos, que por defuera se presentan a nuestros
sentidos con senales semejantes, y es menester un juicio atinado para
distinguirlos, notando atentamente los efectos y signos necesarios, que
inseparablemente van con cada una de las dolencias; pero no hay que
esperar que los conozcan los Medicos vulgares, que solo se gobiernan por
los sentidos, y no consultan la razon.
[19] De la misma suerte se enganaria el que en el _parhelio_, esto es,
quando aparecen a la vista tres Soles, como sucede algunas veces, y los
he visto yo, creyese que en la realidad eran tres los Soles, aunque los
ojos los manifiestan enteramente semejantes. Otro modo de errar por los
sentidos es negar todo lo que no se ve con los ojos. El humo, aunque el
fuego este oculto, le manifiesta. Las golondrinas con su venida en la
Primavera y retirada en Otono muestran una causa oculta a nuestros
sentidos, que las mueve a estas mutaciones. La materia eterea, esto es,
sutilisima, e imperceptible por nuestros ojos, esparcida por todo el
Universo y causa de los principales fenomenos de el, se descubre por
efectos necesarios y signos inseparables de su presencia y eficacia,
como lo he declarado en varios escritos mios. Los Gentiles a esta
materia eterea la dieron atributos de divinidad; pero asi en esto, como
en otras muchas cosas erraron torpemente por faltarles la Religion
verdadera. Los vapores y exhalaciones de los cuerpos no los vemos; y son
ciertos, porque nos constan por sus admirables efectos, que observamos
con otros sentidos, y alcanzamos con la razon[a]. Lo que hemos dicho,
explicando los signos y las demonstraciones, junto con lo que aqui
acabamos de proponer acerca de los enganos de los sentidos, puede hacer
mas cautos a los Fisicos, Anatomicos, Botanicos, Naturalistas, para no
llenar de ta
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