a especie, o imagen, que despues nadie es capaz de desenganarle.
Si ha de ir de noche a algun lugar, y se le ha dicho que sale una
fantasma, cada sombra, cada ruido, cada mata le parece que lo es, y que
ha de tragarle, cosa que dura aun en los adultos, si no regulan el
juicio, y con el moderan la pasion del miedo: las visiones y apariciones
de Almas, de Duendes y Fantasmas no son otra cosa que apariencias de la
fantasia alterada con la pasion del miedo, del espanto, u otras
pasiones, a quienes se junta las mas veces la enfermedad, y siempre la
ignorancia. Si semejantes cosas se presentaran por si solas al alma, no
harian grande impresion; pero como van juntas con el miedo, con
dificultad se borran; porque se ha de saber, que el miedo no es otra
cosa que un movimiento que se excita en el hombre, con el qual se aparta
de algun objeto que considera como danoso, como que puede causarle algun
gran mal. A los ninos se les hace creer que la fantasma ha de
tragarlos, o que ha de hacerles algun otro dano, y por esto en
presentandoseles semejante objeto, temen, esto es, se excita un
movimiento para apartarle. Todo esto dexa raices y impresiones muy
hondas: de suerte que muchas veces suele el juicio dexarse llevar de
ellas, y cae en el error.
[69] Lo mismo sucede quando a la fantasia se allega alguna otra pasion.
Ama Narciso extraordinariamente a Lucinda, y tiene la imagen de esta tan
viva en la imaginacion, que en ninguna otra cosa piensa. Como el amor es
aquel movimiento con que queremos un objeto, que, o realmente es, o a lo
menos nos parece bueno y agradable; por esto no hay perfeccion, ni
bondad que no tenga Lucinda, segun el juicio de Narciso. De suerte, que
en siendo semejante pasion desordenada, suele pervertir de mil maneras
al juicio; y nada es mas comun en las historias, que exemplos de hombres
perdidos por el amor. Aun el carino y aficion con que tratamos a los
hijos, a los amigos y bienhechores, hace tal impresion en nosotros, que
de ordinario suele el juicio gobernarse mas por la pasion, que por la
verdad[a].
[Nota a: _Omnes quorum in alterius manu vita posita est saepe illud
cogitant, quid possit is, cujus in ditione ac potestate sunt quam quid
debeat facere._ Cicer _pro P. Quinct._]
[70] El deseo de una cosa de tal suerte muda la fantasia, y altera al
juicio, que si es muy vehemente nos hace errar. Cuenta MURATORI[a], que
conocio a un Religioso venerable por su virtud y literatura, el qual
deseaba con sumo ar
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