a a otros errores que ocasiona la imaginacion, y son
muy frequeentes, aunque por lo comun no tan peligrosos. Lusinda tiene la
fantasia blanda y dispuesta a recibir varias representaciones con
viveza, y a retenerlas: dedicase a leer libros de piedad y devocion, o
empieza a meditar y pensar en las cosas divinas. Con la meditacion y la
letura se va llenando de imagines la fantasia de Lusinda, de suerte, que
apenas se excitan en su imaginativa otras representaciones, que las que
ha impreso la continua letura y meditacion. En este estado se le excita
la pasion, o el deseo de lograr lo que lee, o sabe haber logrado otras
personas piadosas, es a saber, _hablar con Dios_; y continuando Lusinda
en meditar las mismas cosas, la pasion va creciendo al paso que crecen
las imagenes que hay en la imaginativa. La fuerza y continuacion en
imaginar calientan la fantasia, y juntando las representaciones antes
separadas, la vehemente pasion empieza a dominar al juicio, y luego
piensa Lusinda que ve a Dios en esta, o la otra forma, que le habla en
esta, o la otra manera, que le representa su pasion y muerte, y otras
mil cosas que le vienen a la fantasia; de suerte, que como su
imaginacion es capaz de recibir muchas imagenes, y el juicio no sabe ya
entenderlas, facilmente las cree en el modo mismo que las imagina.
Entonces dice Lusinda, que son revelaciones divinas lo que no es mas que
entusiasmo de su imaginacion blanda y acalorada. Y si encuentra con un
Director, que tenga la misma blandura en la fantasia, y no tiene aquella
prudente sagacidad que se requiere para estas cosas, facilmente tiene
por revelaciones todo lo que Lusinda cuenta, y las estampa despues en
los libros como venidas del Cielo.
[45] Bien se yo que hay en la realidad revelaciones especiales, o
privadas, y que Dios habla a los varones santos, y les comunica algunas
cosas para su utilidad y consuelo; pero se tambien que es muy
dificultoso distinguir las verdaderas de las falsas, y que es muy facil
que la fantasia vehemente y acalorada haga parecer verdaderas
revelaciones las que solo son apariencias de la imaginacion. El diablo
suele transformarse a veces en Angel de luz, y para enganar a las
criaturas se aprovecha de esta flaqueza de la fantasia en que tiene
especial influencia. Por esto la Iglesia Catolica procede con gran
cautela en el examen de semejantes revelaciones, y a su exemplo suelen
examinarlas con mucho cuidado los varones santos y juiciosos, que no
quieren se
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