sentencias escritas en latin, y la generalidad, un numero, la
fecha en que se hicieron y el nombre del matrimonio que las mando
construir...
Hoy, el pueblo lo forma casi exclusivamente la parte nueva, limpia,
coquetona, un poco presuntuosa. El verano cruzan la carretera un sin fin
de automoviles y casi todos se paran un momento en la casa de Ohando,
convertido en Gran Hotel de Urbia. Algunas senoritas, apasionadas por lo
pintoresco, mientras el grueso papa escribe postales en el hotel, suben
las escaleras del portal de la Antigua, recorren las dos calles
principales de la ciudad y sacan fotografias de los rincones que les
parecen romanticos y de los grupos de alpargateros que se dejan retratar
sonriendo burlonamente.
Hace cuarenta anos la vida en Urbia era pacifica y sencilla; los
domingos habia el acontecimiento de la misa mayor, y por la tarde el
acontecimiento de las visperas. Despues, en un prado anejo a la
Ciudadela y del cual se habia apoderado la villa, iba el tamborilero y
la gente bailaba alegremente, al son del pito y del tamboril, hasta que
el toque del Angelus terminaba con la zambra y los campesinos volvian a
sus casas despues de hacer una estacion en la taberna.
LIBRO PRIMERO
La infancia de Zalacain
CAPITULO PRIMERO
COMO VIVIO Y SE EDUCO MARTIN ZALACAIN
Un camino en cuesta baja de la Ciudadela pasa por encima del cementerio
y atraviesa el portal de Francia. Este camino, en la parte alta, tiene a
los lados varias cruces de piedra, que terminan en una ermita y por la
parte baja, despues de entrar en la ciudad, se convierte en calle. A la
izquierda del camino, antes de la muralla, habia hace anos un caserio
viejo, medio derruido, con el tejado terrero lleno de pedruscos y la
piedra arenisca de sus paredes desgastada por la accion de la humedad y
del aire. En el frente de la decrepita y pobre casa, un agujero indicaba
donde estuvo en otro tiempo el escudo, y debajo de el se adivinaban, mas
bien que se leian, varias letras que componian una frase latina: _Post
funera virtus vivit_.
En este caserio nacio y paso los primeros anos de su infancia Martin
Zalacain de Urbia, el que, mas tarde, habia de ser llamado Zalacain el
Aventurero; en este caserio sono sus primeras aventuras y rompio los
primeros pantalones.
Los Zalacain vivian a pocos pasos de Urbia, pero ni Martin ni su familia
eran ciudadanos; faltaban a su casa unos metros para formar parte de la
villa.
El padre de Mart
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