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os que sentia de verle a su lado y recrearse con su presencia. Tan pronto como ellos desaparecieron, Narcisa empezo a trastear con bruscos ademanes; quitaba y ponia sillas de un lado a otro, empujaba a puntapies el equipaje de su hermano, y silbaba unas amargas murmuraciones. --Ya tenemos en casa el viril; ya esta aqui el oraculo; se completo la seccion de estorbos.... Entre chiquillas de la calle y senoritos guapos vamos a estar divertidos.... Carmen, sin atender a Narcisa, estaba sintiendo todavia como la acariciaba dulcemente la sonrisa serena del marino. En pocas horas cambio Fernando el semblante sombrio de la casa. Canto, abrio los balcones con estrepito, y una brisa otonal, odorante y pura, refresco las habitaciones lobregas, cerradas por el desuso mucho tiempo. No quiso la que le habian preparado, sino otra mayor, con mejores vistas y peores muebles. La casona, inmensa, tenia amplios aposentos desmantelados y medio ruinosos. Todas aquellas ventanas carcomidas y gimientes las abrio el marino de par en par, y el sol se tendio perezoso en las estancias, y entraron con el en la casa los rumores soberbios del rio y el garganteo melodico de los malvises. Estaba la mies en derrota; los ganados, libres, sesteaban sonolientos, se refocilaban en barbaras persecuciones, o pacian en lentas cabezadas los brotes _siruenos_. Tintineaban las esquilas en la mansa levedad del ambiente, y todo el valle se hermoseaba con traje de alegria en la paz georgica de la tarde. Fernando prodigaba sus admiraciones a los encantos de aquel panorama delicioso, y saciando sus ojos de hermosura, rememoraba los anos infantiles, prodigos en aventuras y promesas. Mientras tanto, dona Rebeca habia dejado de renir a voces; Julio apenas salia de sus escondites, y Andres no habia vuelto a aparecer por la casona. Narcisa, mas convencida que nunca de la importancia de su persona y de la sublimidad de su talento, se engolfaba en lamentaciones augurales, presagiando que el regreso tan festejado del marino habia de traer graves perjuicios al esclarecido solar de Rucanto.... Con el reciente trasiego de muebles, Narcisa tomo pretextos para lanzar de su cuarto la camita de Carmen, y la nina, muy contenta, eligio para colocarla un retirado gabinete desalhajado y achacoso, pero con recia llave en la cerradura y ancha ventana abierta al campo, sobre el camino de Luzmela. Entonces, aprovechando los favorables vientos de paz que r
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