la corte de Fernando,
El cristiano, apenas vivo,
10 Esta a Jimena adorando
Y en su memoria cautivo.
Tal vez a Madrid se acerca
Con frecuentes correrias
Y todo en torno la cerca;
15 Observa sus saetias,
Arroyadas y ancha alberca.
Por eso le ha conocido:
Que en medio de aclamaciones,
El caballo ha detenido
20 Delante de sus balcones,
Y la saluda rendido.
La mora se puso en pie
Y sus doncellas detras:
El alcaide que lo ve,
25 Enfurecido ademas,
Muestra cuan celoso este.
Suena un rumor placentero
Entre el vulgo de Madrid:
No habra mejor caballero, page 34
Dicen, en el mundo entero,
Y algunos le llaman Cid.
Crece la algazara, y el,
Torciendo las riendas de oro,
5 Marcha al combate crueel:
Alza el galope, y al toro
Busca en sonoro tropel.
El bruto se le ha encarado
Desde que le vio llegar,
10 De tanta gala asombrado,
Y al rededor le ha observado
Sin moverse de un lugar.
Cual flecha se disparo
Despedida de la cuerda,
15 De tal suerte le embistio;
Detras de la oreja izquierda
La aguda lanza le hirio.
Brama la fiera burlada;
Segunda vez acomete,
20 De espuma y sudor banada,
Y segunda vez la mete
Sutil la punta acerada.
Pero ya Rodrigo espera
Con heroico atrevimiento,
25 El pueblo mudo y atento:
Se engalla el toro y altera,
Y finje acometimiento.
La arena escarba ofendido,
Sobre la espalda la arroja page 35
Con el hueso retorcido;
El suelo huele y le moja
En ardiente resoplido.
La cola inquieto menea,
5 La diestra oreja mosquea,
Vase retirando atras,
Para que la fuerza sea
Mayor, y el impetu mas.
El que en esta ocasion viera
10 De Zaida el rostro alterado,
Claramente conociera
Cuanto le cuesta cuidado
El que tanto riesgo espera.
Mas iay, que le embiste horrendo
15 El animal espantoso!
Jamas penasco tremendo
Del Caucaso cavernoso
Se desgaja, estrago haciendo,
Ni llama asi fulminante
20 Cruza en negra obscuridad
Con relampagos delante,
Al estrepito tronante
De sonora tempestad,
Como el bruto se abalanza
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